Scouts de ayer… Scouts de hoy…

Hace poco recibí un correo de un amigo…. que a su vez me reenvió otro correo de un amigo suyo, Mons. Walter Crespo – Obispo Anglicano de Archidona. Normalmente no suelo “forwardear” correos, pero esta vez quiero compartir con ustedes algunos párrafos del texto escrito por Mons. Crespo. Léanlos con calma…

“…Hace unos años uno de mis hijos quiso incorporarse a uno de los grupos scouts actualmente activos en Ambato (113 kilómetros al sur de la capital ecuatoriana), y con una mezcla de alegría e incógnita, le dejé ir. Es más, le llevé yo mismo a su centro de reuniones. El niño quería seguir los pasos de su padre, quien largas horas de su vida dedicó a promocionar el legado de BP. No más de seis semanas después, mi hijo Nicolás David tiró la toalla. Para mí no era sorpresa. Era la confirmación de una desilusión…

Jamás puso pie en el campo.
Nunca conoció el olor de la hoguera.
Nunca supo lo que era tener al firmamento por techo propio.
Nunca cantó himnos de superación, hasta quedarse ronco, a la tibia luz de una fogata.
Nunca conoció cómo el sol bruñe la carpa al amanecer.
Nunca disfrutó de un ocaso acompañado de sus hermanos-en-el-mismo-sueño.
Nunca comió arroz quemado pero con sabor a esfuerzo. Condimentado sólo con alegría insuperable y amor contagioso.
¡Qué pena!

Hace treinta años, luego de pasarnos en el campo dos o tres días,
y a la hora de retornar a casa, a la ciudad, a la civilización:
mis scouts lloraban porque no querían poner término a la aventura,
al campamento,
al desafío.
Casi siempre “improvisaba” un día extra de jornada,
para que se secaran las lágrimas y reinara el júbilo otra vez.
A dormir en nuestras carpas, otra vez.
A compartir lo magro, otra vez.
A templarnos nosotros mismos ante la dureza,
lo agreste, lo inhóspito,
lo-por-conquistar,
la carestía,
el supremo esfuerzo.
Sí, en los bosques quiteños pasábamos duro, pero parejo.
Compartíamos alegremente lo que habían puesto en nuestros morrales
los precavidos padres, y nuestro inefable intendente.
Las provisiones siempre eran menores a nuestras expectativas.
Pero en la carestía, aprendíamos la alegría de compartir.
De preferir al más chico, al más desvalido, al más desprotegido.
La virtud y la perseverancia, aprendí con esos muchachos
que hoy son dirigentes de la ciudad, de la industria, de la República misma.
Con un sorbo de agua
(cuando había),
nos refrescábamos, lavábamos y comenzábamos el día.
¿Es acaso este panorama una utopía del ayer?

Creo que son las dosis del mismo jornal con que BP cauterizó a sus muchachos en Brownsea.
A sus dirigentes en Gilwell Park… a todos aquellos condecorados con un trocito del collar de Dinizulú:
parafraseando al héroe de Mafeking,
¿no es acaso obligación nuestra pasar esta antorcha a los que vienen detrás,
a los millones de nicolás-davises que existen en toda la geografía del planeta,
hastiados como están del conformismo,
del menor esfuerzo,
de la TV embrutecedora,
del ruido estridente citadino,
de la selva de asfalto?”

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¿Qué les parece? Estoy segura de que habrá dirigentes jóvenes que al leer estas palabras pensarán que hay personas de mente anticuada en el movimiento… que anhelan lo de antaño…. que no se adaptan a lo nuevo, lo moderno…. Pero también estoy segura de que habrá otros tantos dirigentes (mayores Y TAMBIÉN jóvenes) que estarán de acuerdo con el mensaje de Mons. Crespo.  ¿Quién no quiere que los Scouts sigan vivos? ¿Quién no quiere una sociedad mejor? ¿Quién no querría tener el “grupo perfecto”, la manada, la tropa o el clan perfecto?

Soy optimista. Tengo la confianza de que todos los que están adentro del movimiento quieren un futuro bueno para los scouts. El problema es que no todos tienen las ideas claras, cada uno tiene sus propios métodos, no hay buena disposición para el diálogo…. ni del lado “tradicionalista”, ni del lado “modernista” (por llamarlos de algún modo)…. Unos tienen la predisposición a tirar a la basura todo lo “antiguo”, otros no quieren ni ver lo “nuevo”.  Ciertamente hay cosas “antiguas” y hay cosas “nuevas” que podríamos dejar de lado…. pero hay que ver el porqué de desechar tales cosas, y no simplemente condenarlas. Hay que buscar lo mejor para los muchachos, y para eso hay que ser bien objetivos. Y también tener el valor de ceder cuando hay que ceder. Todo sea en beneficio de los muchachos…. recordemos siempre que el movimiento scout es un movimiento PARA los muchachos.

Finalmente creo que para augurarle un buen futuro al Escultismo es preciso ante todo que cada uno de nosotros, los viejos y los nuevos lobos, reformulemos nuestra promesa y recordemos nuestra ley… especialmente ese artículo que dice: “El Scout es amigo de todos y hermano de cualquier Scout”. Creo que es tiempo de unir nuestras ideas, manos, voluntades, habilidades…. para sacar adelante la Flor de Lis que pensó B-P para hacer de éste un mundo mejor.