Mi mejor trabajo en un Jamboree

A lo largo de mi vida scout, he tenido la suerte de poder participar en varios jamborees. Y a casi todos he asistido como miembro del Equipo Internacional de Servicio. Aquí les cuento algo sobre esto…

1986: Jamboree Nacional en Anta, Perú… Estuve apoyando en el equipo de Montaje (infraestructura), clavando cartelitos para señalizar las calles. No fue nada del otro mundo.

1992: Jamboree Nacional Los Lagos, Chile. Estuve en el área de Programa, en los “Grandes Juegos”. Tuvimos un lindo equipo de gente, con quienes trabajamos duro: Pintamos andamios, los trasladamos no sé cuántos metros hasta un claro, donde armamos varias torres de 4 y 6 pisos de andamios; con ellas y con larguísimas mangas plásticas de colores hicimos un – supuesto – castillo, donde recibíamos a diario a los chicos; también estuve a cargo de uno de los juegos, peleándome con los dirigentes tramposos que iban llegando de rato en rato. Sin embargo, fue una muy linda experiencia, donde trabajé con gente estupenda de Brasil, Argentina, Chile, y con Alberto y Ricardo, amigos de mi grupo scout. Además conocí en persona a Ale, un amigo argentino con el que nos escribíamos como “pen pals” desde 4 años antes.

1993: Jamboree Panamericano, Porto Alegre, Brasil. Fuimos con Alberto, Ricardo y también con Papu (mi hermano) invitados a apoyar al staff de la delegación chilena. Durante el viaje me tocó ser jefe de un bus (viendo el tema de los cruces de frontera, presentando documentos, etc., y también la alimentación de los chicos). En el evento mismo estuve filmando a la delegación. La verdad fue un trabajo medio aburridinho. Lo bueno de ese jamboree fue reencontrarme con un viejo amigo scout, Lucas, a quien conocí en Argentina 5 años atrás.

1993: Jamboree del Sol, Cusco, Perú. Además de haber compuesto la canción (que por ser tocada 500.000 veces en cassette durante el evento, en lugar de presentarla una vez en vivo como supuestamente debía ocurrir, la gente terminó odiándola)…. bueno. Además de eso, estuve de Jefe de Prensa. Escribí e imprimí los boletines pre-Jamboree y también los del evento mismo. A ellos los bauticé como “Inti Nius”, fueron muy bonitos. Debido a esta labor, no conocí casi nada del Cusco, fuera de imprentas, librerías, y otros negocios del rubro! Tuve muchas dificultades en el evento, puesto que ninguno de mis requerimientos fue cumplido. Por ejemplo, no había computadora – aparte de una antigualla que era acaparada por el chico encargado de registro…. era ya el 5to día de Jamboree, y no tenía listas las credenciales, por la lentitud de la máquina!…. tampoco había impresora, ni mimeógrafo, ni nada. Así que en los días previos al evento, me he recorrido media ciudad en busca de colegios que me pudieran prestar mimeógrafo!!!! Y aunque no lo crean, lo conseguí! Pero eso significaba ir a diario de Urubamba (sede del Jamboree) a Cusco, ida y vuelta, todos los días, para traer el famoso boletín impreso. Al final no salieron todos los números que debieron salir… pero si alguien tuviera alguno de ellos, debe considerarlo como algo muy valioso!!!!!!

1994: Moot en Polincay, Chile. Fui como miembro de Alimentación. Estuve trabajando en uno de los puestos donde repartíamos los víveres a las patrullas. Aquí sí me divertí un montón, pues tuvimos un excelente equipo de trabajo (apenas seríamos unos 7 u 8). Nuestro sitio se llamaba “Almacén Amarillo”, y gracias a nuestras ideas “marketeras” – para romper con la rutina – la gente iba con mucho gusto a recoger sus víveres. Algunas anécdotas: un día que llovió a cántaros, yo llegué corriendo con mi impermeable color amarillo patito, del cual mis compañeros y muchos de nuestros “clientes” se burlaron. Sin embargo coloqué un cartel ofreciendo un premio especial a quienes vinieran con impermeable de dicho color en ese mismo día. No te imaginas la cantidad de gente amarilla que llegó! Y se fueron felices con su sobrecito de refresco extra que les dimos. Otra cosa graciosa fue el día de San Valentín: nos conseguimos una cartulina amarilla y la cortamos en muchos rectangulitos (tamaño sticker de remitente) y en cada uno escribimos mensajes como: “Almacén Amarillo te ama”, “Almacén Amarillo te quiere”, etc. etc. Inclusive a una parejita de brasileros que siempre venían, les pusimos sus cartelitos personalizados: “Pololo # 1” y “polola #1”. Así que todo el que salía del almacén ese día, se iba feliz con su “sticker” (el rectangulito pegado con scotch). Otro recuerdo simpático: había un chico que nos encargaba su linterna para cargarle la batería, y daba la casualidad que esta linterna tenía también una sirena, que sonaba como cuando en los supermercados chilenos anuncian premio para quienes estén en caja en ese momento. Bueno. Cuando llegaba a nuestra caja alguien que nos caía muy bien, hacíamos sonar la alarma de la linterna y corríamos a entregarle una zanahoria o una hamburguesa extra. Ah! Casi me olvido de las ciruelas! Habían donado un montón de ciruelas y estaban a disposición de los scouts. Al comienzo, la gente se abalanzaba a la fruta (que era riquísima), pero al tercer día nadie quería ni verla. Entonces para promover su consumo, se nos ocurrió pegar cartelitos con la recomendación del día – platos inverosímiles que podrían hacerse con ciruelas: Cebiche de ciruelas, Ají de ciruelas, etc. etc. Aunque no lo crean, la gente, entre broma y broma, volvió a llevarse las ciruelas.

1995: Jamboree Mundial en Dronten, Holanda. Aunque no lo crean, mi MEJOR experiencia en un Jamboree Mundial, fue trabajando como…. basurera !!!!!!!!!!!! Cuando recibí la carta informándome que estaría en el equipo de Environment Garbage, al comienzo pensé que me hablaban de un taller de reciclaje. Pero no! Casi me da chucaque! Así que al llegar fui craneando alguna buena excusa para cambiarme de trabajo…. sin embargo desistí, pues lo que me ofrecieron fue peor: Cleaning, o sea: limpiar baños! Ah no! Mejor me quedo como basurera nomás. Sin embargo, fue un LINDO trabajo. Para comenzar: el equipo de gente era estupendo, los jefes eran buenagentes, y también – cuando era necesario – nos daban libertad para trabajar conforme al clima (hacía demasiado calor). Nos entregaron un kit con el que no la pasábamos nada mal: Unas tenazas con las que recogíamos hasta los puchos de cigarro, sin tener que agacharnos, un aro metálico con el que manteníamos abierta una bolsa plástica en la otra mano, de manera que íbamos caminando y casi sin parar, podíamos recoger la basura con las tenazas. También teníamos guantes para las labores desagradables, si es que las había a veces. Felizmente había cultura de reciclaje, por lo que no era tan asqueroso el tema de mover los bines de basura para que los recogiera el camión todos los días. Además encontrábamos tesoros: objetos que la gente perdía en las calles del Jamboree: cupones de comida, stickers, parches, inclusive dinero! Pero lo mejor de este trabajo era que nos podíamos desplazar por cualquier rincón del Jamboree, a nuestro regalado gusto, en cualquier momento. Esto, sumado a que contábamos con una bicicleta – alquilada, por supuesto – me permitió conocer un montón del terreno del evento, cosa que no he podido hacer en otras oportunidades. Al final, la gente nos miraba con admiración, puesto que éramos un equipo unido y orgulloso de su labor.

1996: Jamboree Nacional en Arequipa. Unico Jamboree al que he asistido como Jefe de Tropa, y la verdad no la pasé tan mal. Acompañé a una patrulla de chicas de la Miraflores 57, del colegio Humboldt. Una linda experiencia, porque tuve la oportunidad de motivar a estas chicas a vivir el escultismo más allá de sus esquemas, de su pequeño grupito cerrado; a ser más guerreras, a hacer nuevos amigos, a trabajar más unidas…. Pero al final, ¿sabes qué fue lo mejor? Que en este evento me hice más amiga de Stefan, jefe de dicho grupo, a quien conocí un mes antes y con quien me casaría dos años después.

1998: Jamboree Mundial en Picarquín, Chile. Fuimos con Stefan al Comedor del Staff. Este estaba manejado por un concesionario (Central de Restaurantes), cuyo personal era gente muy agradable. Al comienzo fue difícil, porque había desorden, inclusive el jefe de nuestro restaurante desapareció antes de comenzado el evento, y como nadie tomaba las riendas del asunto, nosotros nos ofrecimos: Stefan resultó ser jefe del restaurante 1 y yo del 2, quer eran contiguos. Al pobre le tocó un equipo de puros latinos jóvenes…. un relajo total, y por tanto terminaban tardísimo su labor. A mí me tocaron, la mayoría, australianos adultos mayores de 40. Así que avanzábamos rapidísimo!!! Al final Stefan se aburrió de su gente y se pasó a nuestro lado. En realidad no éramos los “jefes”, porque finalmente se aparecieron los verdaderos. Así que elegimos nuestro puesto de trabajo favorito: repartición de ensaladas y postres. Lo más divertido: hacer el switch de idiomas en cuestión de segundos, para explicar a los comensales en sus respectivas lenguas, acerca del postre que les estábamos dando. Entre Stefan y yo hablábamos en: Castellano, inglés, francés, alemán, algo de portugués y algo de italiano! Y la gente se sorprendía más al ver en nuestros uniformes que éramos de… Perú!

En este evento la pasamos bonito, porque estábamos juntos, y porque la gente del concesionario era muy simpática. Aparte que el trabajo en sí, era entretenido. Pero aunque “mis” australianos eran gente muy correcta y alegre, no llegamos a hacer mucha relación con ellos.

2007: Después de un larguísimo receso – léase: estuvimos aumentando la familia – Stefan y yo nos fuimos al Jamboree Mundial de Inglaterra. Y nos apuntamos de nuevo en alimentación. Tuvimos “suerte” al ser elegidos para lo que habíamos postulado… pero hoy me digo que mejor hubiéramos ido a otra cosa… De esto hablaré en otro apartado. Aquí sólo anoto que una vez más estuvimos atendiendo en el Restaurante del Staff, como en Chile, pero la experiencia fue totalmente otra. Qué lástima.

En suma, he pasado por varios trabajos: Programa, Prensa, Alimentación…. pero mi trabajo favorito, sin lugar a dudas, fue el de BASURERA. O dicho con palabras más bonitas: soy un “orgulloso” miembro del Environment Garbage Team del WSJ 1995.