Mi hijo mayor tiene un compañero de clase muy simpático, super hábil para los deportes, el canto, etc. Su familia también es de primera, y siempre es agradable estar con ellos. Cuando vamos a su casa, los chicos terminan metidos en una salita llena de juguetes, que inclusive a mí me dejan muchas veces con los ojos abiertos: packs de manualidades, legos de lo más variados, vehículos a control remoto…. y juegos de mesa de lo más modernos.
No. ¡No crean que soy anacrónica y que en mi chiquititud sólo jugué al Ludo! En nuestra casa también éramos “modernos”…. recuerdo que en la navidad del 82 mi papá regaló a la familia un equipo completo de VHS y otro de BETAMAX – digo “completo”, porque incluían filmadora. También me había regalado un walkman SONY, el primero que salió al mercado. Antes de tener Atari (también en el 82) ya en los años 70 contábamos con una consola de juegos llamada “Odissey” (también la primerita). No sé si será mi imaginación, pero guardo en mi memoria el hecho de que para jugar Oddisey teníamos que pegar con cinta SCOTCH un folio plástico sobre la pantalla de la tele (en esa época no había gráficos como los que hoy conocemos, y todo se limitaba a cuadraditos grandes y cuadraditos chicos. Hasta las pelotas tenían forma cuadrada!). Suena recontraprimitivo… pero repito: éramos una familia tecnológica. Tal vez desde entonces me viene el gusto por las computadoras, máquinas digitales, etc.
En fin! Volviendo al tema, estábamos en la casa de nuestros amigos en la salita de juegos. De repente se apareció el chiquillo con una cajita: “¿Quieres jugar Monopolio?” , a lo que mi hijo contestó que sí, ya que es uno de sus juegos favoritos (en eso no heredó mis genes: yo odiaba el Monopolio, sobre todo porque era larguíiiiiiisimo y parecía no tener fin). Me llamó la atención que la caja fuera más chiquita que la que yo conocía…. y de pronto vi la razón: NO HABÍA BILLETES !!! Exacto: no había esas divisiones de cartón a las que estaba acostumbrada, donde venían los coloridos “dólares”. En lugar de ellos, había un aparato a pilas y 4 tarjetas plásticas con el logo de VISA. Qué???!!!! Sí! Era la nueva versión del Monopolio: con tarjetas de débito Visa para cada jugador; y en lugar de alguien que hiciera de “banco” ahora se usaba esta maquinita a pilas, por la que se deslizaba la tarjeta de débito.
Al comienzo me causó mucha gracia (ya les digo: tengo una cierta fascinación por las cosas “tecnológicas”). Pero después de un rato echaba de menos los billetes, las correcciones que se le hace de vez en cuando al banquero (por equivocarse en la cuenta), el gusto de recibir los billetes grandes del contendor (y sacarle pica)…. Aparte me di cuenta de que usando los billetes, los niños practican sumas y restas, mientras que al tener la VISA le dejan a la máquina todo el trabajo.
Pues sí. La tecnología es buena, ayuda…. pero a veces nos limita y hasta quita la gracia al hacer las cosas. Lo mismo sucede con nuestros campamentos: Tenemos cocinillas, lamparines de gas, carpas y mesas que se arman solas, GPS… Ciertamente es bueno contar con todo eso, pero ¿cuántos de nuestros chicos serían capaces de sobrevivir en una situación “extrema”, donde no hubiera cocinilla de gas, o donde ésta se hubiera malogrado? ¿Cuántos saben armar carpas que no sean del tipo iglú? (no se rían! hay chicos que no conocen otro tipo de carpa!) ¿Cuántos podrían armar un refugio utilizando materiales de la naturaleza? ¿No es todo esto parte del ser scout, de vivir al aire libre? Ojo! No estoy promoviendo que se consuma leña para cocinar – lamentablemente esto afecta al planeta – simplemente es cuestión de recordar nuestro lema de estar “Siempre Listos” ante cualquier circunstancia. Y si nos acostumbramos a las “modernidades tecnológicas”, lo más probable es que éstas no nos dejen estar Siempre Listos.
Sólo les dejo un verso de una vieja canción, que vale la pena recordar:
“…. aunque tengamos comodidades, nada hay como acampar”.