En esta semana he tenido un mensaje sorpresa, respondiendo a mi pedido de ayuda, a ver si alguien me podía pasar la melodía de la canción “El Movimiento te atrapó”. Se trata de mi amigo Fernando, de Bolivia, a quien tuve la suerte de conocer en el Jamboree del Sol, Urubamba 1993. Hace años que no hablamos con Fernando (a pesar del correo electrónico) y por eso me pareció genial que se hubiera animado a contactarme para pasarme la música.
Por cierto, me viene a la memoria algo gracioso que pasó con Fernando en dicho Jamboree. ¿Alguna vez se han sentido “violinistas” o “lámparas”, cuando hay una parejita al lado y uno se siente de sobra? Esto me ocurrió a mí en aquel campamento.
Acababa de comenzar el Jamboree Nacional y nos hicimos amigos con Fernando, quien estaba tratando de solucionar su situación como miembro de “delegación invitada”. Conversábamos de todo un poco, y en eso vio mi guitarra: terminamos intercambiándonos algunas canciones scouts. Lamentablemente tuve que despedirme en lo mejor de la charla, pues mi cargo de Jefe de Prensa (suena a mucho eso de Jefe de Prensa: era la editora, redactora, impresora, transportista y repartidora del periódico “Inti Nius”) requería de mi presencia inmediata en la oficina. Así que quedamos con Fernando en vernos más tarde delante de las carpas para seguir tocando guitarra.
Ya no recuerdo lo que hice esa tarde, si fui a Cusco a imprimir, o si estuve “peleándome” por la única computadora que había en la oficina del Jamboree (imagínense lo primitiva: ni tenía disco duro!!!). Lo cierto es que terminé tardísimo. Sería como la 1 de la mañana o poco más, cuando me fui a mi carpa temblando de frío…. lo único que quería era arroparme en mi sleeping de plumas…
Entonces llego a la carpa y … oh sorpresa! En la entrada encuentro a Fernando esperándome para TOCAR GUITARRA. Y lo peor de todo…. estaba acompañado por UNA CHICA que andaba medio acaramelada con él (obviamente alguna chispa se me había prendido más temprano, pues era un muchacho simpático… así que no me causaba mucha gracia este encuentro).
“¿Guitarra? ¿A esta hora? ¿Y con este frío? Se me van a acalambrar los dedos, a no ser que toque en mi carpa”, dije medio muerta de sueño.
– Entonces entremos a tu carpa – dijo Fernando, así de simple!
Por cierto, mi carpa era un mini iglú unipersonal. Cabíamos mis cosas y yo. Y nada más. Mis cosas se reducían a una MALETA grande (sí, misma turista yo, yendo a un Jamboree! Bueno, es que traía muchas planchas listas para imprimir el periódico, que no podían doblarse en una mochila).
No sé cómo, debe haber sido el frío que comprime las cosas (a no ser que sean líquidos), pero cupimos los tres, sin tener que echar fuera mi maleta. Para colmo, estos dos se acomodaron de lo más bien, aplastando mi sleeping, bien calentitos ellos, arreconchumados uno al lado del otro…
Y yo? Lógico: tocando la guitarra, como habíamos quedado! Así que me sentí violinista, perdón, guitarrista.
A pesar de todo, es un grato recuerdo! Y como ven, seguimos siendo buenos amigos con Fernando.