Los que tuvimos la suerte de asistir al Jamboree Mundial en Inglaterra, esperábamos mucho de las ceremonias. La apertura se perfilaba como algo en grande…. emocionó al comienzo la música tradicional de cada región del Reino Unido y la entrada de las respectivas banderas…. pero después de un show medio al estilo de “High School Musical”, nos quedamos con ganas de más. Claro, la inauguración estaba prevista para la noche, pero en vista de la agenda complicada de Sus Majestades el Duque de Kent (Presidente Honorario de los Scouts de UK) y su acompañante el Prince William (x el que suspiraron las chiquillas….aunque no dijo ni siquiera jelou), se tuvo que hacer la inauguración a mediodía!!!
En fin. Terminados los bailecitos y los discursos, y un larguísimo power point…. supuestamente se acabó la inauguración! Así que nos mandaron a nuestros lugares…. Pero FELIZMENTE todavía existe la espontaneidad y la alegría en los scouts. Y de pronto varios comenzamos a saltar, a bailar, a correr haciendo trencito, jalando a la fila a todo aquél que quería integrarse a la fiesta. (Mientras tanto, otros se hacían los “serios” y hasta parecían avergonzados de esta conducta…. pobrecitos!). A pesar de todo, la chispa se fue repartiendo, y a medida que avanzaban los trencitos, nos íbamos saludando unos a otros chocando las manos.
En una de ésas pasamos cerca de un grupo de scouts italianos, que acompañaban a un muchacho en silla de ruedas. Este scout padecía de una especie de distrofia muscular, y contemplaba inmóvil y en silencio el alboroto a su alrededor. Tenía una mirada inexpresiva, o quizá de tristeza… entonces no lo dudé: corrí hacia él y choqué mi mano con la suya, a manera de saludo. Entonces al chico se le iluminó el rostro y sonrió feliz, tanto así, que sus propios compañeros se quedaron sorprendidísimos de esta reacción inesperada.
Creo que es uno de los recuerdos más gratos que tengo de este evento…. no sé si otros podrán comprenderlo. Ojalá que sí.