Estaba revisando el blog y me he dado cuenta de que olvidé escribir un artículo. Quizá no lo hice en su momento, para evitar herir susceptibilidades…. Ahora que ya pasó el tiempo, creo que puedo publicarlo. Y, por favor, no me malinterpreten: voy a escribir con mucho sentido crítico, con el afán de hacer las cosas mejor para una próxima oportunidad.
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Cuando tenía unos 6 años recibí como regalo un disco de vinilo, de esos de 45 RPM (para las generaciones jóvenes: unos discos de plástico negro, pero no de los grandes). El disco se llamaba “Jamboree 76” y venía de Chile. Este traía cuatro canciones, la primera de las cuales comenzaba así: “Con las manos enlazadas, senda Scout camino de paz”. Tan rápido se me pegó la letra, que cuando llamó el “tío Gerardo” (que es como conocía en aquel entonces a Gerardo González Erba – de Guías y Scouts de Chile) se la canté por teléfono a voz en cuello – mientras que mi papá me decía al oído: “esa no! Cántale la tercera canción, que es la que él compuso con su esposa!”
Han pasado 37 años y el himno del Jamboree 76 sigue sonando.
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Faltaba poco para el Jamboree del Centenario y teníamos todavía algunas reuniones de trabajo en la sede. En una de ésas se presentó una persona con una propuesta de himno del Jamboree. Con todo respeto hacia su compositora la letra me dio la sensación de alguien que había sido Scout durante muuuuucho tiempo y que ya se estaba despidiendo. (Bueno… también es porque la cantó en acústico: sólo su voz y la guitarra, y un ritmo lento. Suena distinto en la versión colgada en YouTube). En fin, la canción estaba bonita… pero no como para un himno de Jamboree, a ser entonado por gente joven. Aquí se la presento:
Mientras escuchábamos y acompañábamos el coro con las palmas, un amigo me susurró: “tienes que componer otro himno. Urgente!!!”
En los meses que estuve trabajando para el evento, no recuerdo haber leído una convocatoria oficial para un concurso de himnos. Por eso, por las muchas ocupaciones que tenía (y también porque la inspiración no llegaba) se fueron pasando las semanas. Yo buscaba hacer algo especial, con sentido, con mención al Centenario, a la Promesa y la Ley (o sea a la esencia del Escultismo)…. una canción cuyo coro fuera pegajoso y “chévere” para ser cantado por gente joven – y no tan joven, también…. una canción que de alguna manera perdurase como “Camino de paz”, que pudiera cantarse en varias ocasiones – a pesar de tener la palabra “Jamboree” en su letra… un ritmo alegre, que invitara al baile, algo pop mezclado con su toque latino por ahí… (así como cuando compuse el Himno del Jamboree del Sol, le di sus toques de zampoña, para infundirle un aire andino – por realizarse el evento en el Cusco).
Cuando al fin tuve la música en la cabeza, la letra brotó como un torrente (como suele suceder). Luego pedí ayuda a un amigo pianista y a mis compañeros de Ruta 86, la banda de rock en la que tocaba entonces (mi lado “oscuro”, jajaja!) La canción que comienza un poco tranquila, se va animando hasta llegar al coro – que invita a gritar “¡somos scouts!” con muchas ganas. Después viene un rap a cappella (con pura percusión) que, por sugerencia de nuestro baterista pasó de tener los golpes rockeros a un reggaeton más latino; luego entraba el teclado ejecutando los compases de un montuno (tipo una salsa) y de ahí volvíamos al coro.
Como en esa época tuve ciertos roces con algunos miembros de la Jefatura del evento, preferí presentar la canción bajo un seudónimo. Y como no podía sonar mi voz en la grabación, me apoyaron mi gran amiga María Eugenia (voz principal de Ruta 86) y su hijo, que -además de estar ronco- tuvo que aprenderse la melodía en 5 minutos, pobre! Bueno… lo que iban a juzgar era la canción y no la interpretación de la misma – total, era un “demo” nomás. La idea era conseguir gente joven y bien afinada para acompañarnos en el escenario, en el caso de obtener la victoria.
Pasaron un par de semanas. Desde la primera propuesta, nunca escuché que hubiera llegado otra. Así que esperé pacientemente el resultado. Al no haber noticias, faltando muy poco para el evento pregunté en qué había quedado la cosa (pues también había que comprometer a mis amigos, si es que lográbamos ganar). Entonces me dijeron que ya tenían una canción y no era la nuestra.
Bueno. Así es el fútbol, dicen.
Deseé que fuera un buen tema, algo con buena letra, música y ritmo…. algo digno del Centenario Scout.
El día de la inauguración del evento, anunciaron al cantante Julio Andrade que interpretaría el himno del Jamboree. (Me falta un poco de cultura actual, así que lo único que sabía de Julio Andrade era que se trataba de un artista conocido). Escuché los primeros acordes de su guitarra, realmente muy buenos…. cuando de pronto comienza a cantar… este…. esa letra no era nada Scout! En absoluto! Hmm…. Bueno. Cantó primero un par de temas propios y por fin llegó al momento por todos esperado: el himno del evento, el Jambo Jambo Jambo…. una composición de un caminante de Surquillo. Ah, qué bueno, un compositor joven. Escuchemos….
…
(Pongo aquí la versión oficial)
Ok. Independientemente de la calidad de la canción (que tampoco voy a analizar), en ese momento pensé que estuvo muy mal que el artista invitado que debía interpretar el tema oficial, no conociera bien el mismo! Pésimo! Fue un papelón, en verdad. Y aunque invitó al compositor para que lo acompañase con su propia voz (y éste subió con sus entusiastas amigos con papelito en mano) la presentación fue terrible. Estaba bien para una fogata de grupo, pero no para la inauguración del evento máximo del Centenario de los Scouts del Perú- aparte que los micrófonos no ayudaban mucho y no se entendía bien lo que los chicos intentaban cantar a diferentes voces, cada uno por su lado. (Sólo se les entendía si uno estaba bien adelante).
De no haber sido por el ritmo que Andrade le puso con su guitarra – nótese la versión original más cumbiambera – y las veces que él entraba con su voz, orientando un poco por dónde debía ir la canción, el tema habría resultado terrible. Seamos honestos: ¿no habría sido mejor tocar con más instrumentos y voces más pulidas?
Nuevamente quiero resaltar que estoy escribiendo con mucho espíritu crítico. Yo misma sé que no tengo una voz maravillosa y que tampoco toco excepcionalmente la guitarra (mucho menos el teclado!)… Pero normalmente si debo cantar en un recital, un concierto o una misa especial, me preparo con bastante anticipación, convoco a los músicos, afinamos instrumentos, hacemos arreglos vocales entre todos, etc. etc. No me imagino la inauguración de otro Jamboree (menos un mundial!) con una improvisación así.
En los días que siguieron, las pocas veces que escuché entonar a los chicos el “Jambo Jambo Jambo” era con el tono de aquella canción techno (del grupo Ragga 2 Sunshine) que también tenía el mismo texto en su coro. Era una lástima que – aun teniendo la letra en su guía de participante – no intentaran cantar la repetitiva (y por ende, fácil) tonada oficial. Por el contrario, en mis paseos oía otras canciones con doble sentido, como si hubieran sido las únicas del repertorio de los muchachos (o las únicas que ellos disfrutaban).
Hmm… Había que hacer algo.
Fue así como un día, durante mi tiempo libre, agarré la guitarra y llevé el texto de mi canción escrito en hojitas de papel. Y luego de pedir permiso para entrar en varios campamentos, me senté con los chicos para enseñarles el “¡Somos Scouts!”. Me encantó ver cómo le ponían energía a dicha frase…. y también al rap. Poco a poco los chicos se fueron pasando la voz, y ahora no era yo quien tocaba puertas, sino ellos los que me llamaban para aprender el cantito tan pegajoso. Inclusive hubo un Scout que le hizo la coreografía respectiva.
Por eso me animé a presentar “Somos Scouts” en la ceremonia de clausura. Pero una cosa era cantarla con guitarra nomás, y otra, con toda la rica instrumentación de mis amigos. Así que ellos hicieron un sacrificio (algunos cortaron sus vacaciones) y vinieron a la Agraria.
¡Ah! Casi me olvido de contarles que en el interín conocí a unos chicos del norte (creo que trujillanos) que acampaban muy cerca de nuestro “centro de operaciones del Hospiteam”. Ellos tocaban y cantaban muy bien…. de hecho habían trabajado e invertido mucho en preparar una canción para que fuera el himno, pero por alguna razón terminaron con su obra en el bolsillo. Escuché el canto, y en verdad era muy bonito. Honestamente: me gustó más que el Jambo Jambo Jambo. Así que les animé a entonarlo en la clausura.
Llegó al fin ese día. Todo iba bien, excepto por un detalle: por disposiciones municipales debíamos terminar a una hora bastante temprana. Entonces hubo partes que se alargaron bastante durante la ceremonia y mis amigos ya estaban impacientes (habían llegado varias horas antes y ni siquiera les habían dejado probar instrumentos o micros). Seguían los números artísticos, etc…. varios dirigentes de provincias comenzaban a mover a sus chicos para ir a desarmar el campamento (ya que saldrían bastante temprano)… y fue entonces que nos tocó a nosotros. Y mientras mis compañeros subían al escenario, veía en un rincón a una persona sin pañoleta que jalaba una y otra vez a quienes organizaban la ceremonia: ya teníamos que terminar pronto. Ni siquiera habíamos empezado y nos hablaban de cortar la ceremonia. ¡Y después de nosotros venían los trujillanos!
Así que por un lado tenía a esta señora mirándonos con cara larga, ordenando que terminásemos… por el otro estaban los chicos de la banda, que deseaban entonar algunas canciones antes de llegar a LA canción (habían esperado varias horas ¿no? Por lo menos debían tocar más que uno o dos temas)… por otro, estaban los scouts abajo, esperando la música… y por otro, estaban los dirigentes que comenzaban a ir de vuelta a su campamento. La verdad es que era una situación muy fastidiosa.
Ok. Decidimos comenzar tocando cualquier otro tema, cosa que daba opción a regular los micros e instrumentos. Lamentablemente hacía tiempo que no ensayábamos con la banda, así que tocamos lo primero que se nos vino a la cabeza: un tema de The Beatles (ya que días atrás habían sonado temas de rock argentino de los 80, no podía repetirse el plato). Fue una pesadilla: íbamos tocando y la gente se retiraba – ojo: no sólo era por la música “vieja” sino porque los jefes andaban ya apurados hacía rato: unos querían desarmar su campamento (como ya mencioné) y otros querían ir a sus carpas, ya que todavía no habían cenado por estar puntuales para la ceremonia de clausura. Para colmo, la gente que estaba detrás del telón, insistía en que terminásemos.
Viendo que después de nosotros venían los trujillanos, decidí cortar con el repertorio “popular” e ir de frente con las dos canciones scouts que teníamos: “En otro Jamboree” (que canté con Wilmar, de Venezuela, que andaba super ronco!) y “Somos Scouts”, el himno apócrifo del evento. Los pocos chicos que quedaron como espectadores, nos ayudaron con los coros – unos andaban con la letra en papelito y otros ya se la habían aprendido de tanto ensayar por su cuenta.
Apenas terminamos de tocar, mis amigos se dieron a la fuga (ya eran muchas horas y había que devolver los instrumentos). Los trujillanos tocaron como pudieron, cada vez con menos espectadores, y finalmente la señora que nos decía “corten” fue feliz, pues logró su objetivo. Así abruptamente terminó la ceremonia de clausura, con unos cuantos espectadores de pie sobre el terral.
Pónganse en mi lugar: he estado en varios Jamborees Mundiales, con escenarios gigantescos, con decenas de miles de espectadores, con juegos de luces láser, con shows super preparados de fuegos artificiales, con números fabulosos, con…. ¿abandonar la ceremonia? ¡una cosa impensable! (nadie quiere dejar su sitio, ni aunque caiga una lluvia torrencial). El día de la inauguración de nuestro Jamboree estuve viendo el show desde lejos, desde unas tribunas…. la cantidad de gente que había (que supuestamente era toda la que había asistido al evento) era un minipedacito de lo que estoy acostumbrada a ver. Así que piensen cómo me sentí en la clausura cuando ya no veía las cosas desde la tribuna lejana, sino desde arriba del escenario, y esa minimanchita de gente se diluía cada vez más, hasta quedar un par de decenas de Scouts…
A pesar de todo, esas decenas entonaron con muchas ganas el “Somos Scouts”.
Así que, para que quede en el corazón, les paso aquí la música. Por cierto, fue una de las tantas grabaciones del ensayo que tuvimos con la gente de la banda. De ahí que las voces (especialmente la voz masculina) no se escuchen muy bien. Pero al menos los instrumentos sí. Además ahí tienen la letra para que la sigan.
Disfrútenla y compártanla, si les gusta. Yo sé que sí les va a gustar. Y sino, por lo menos tengo un par de fans, que son mis hijos, que suelen cantarla con mucho orgullo. (Nota: ver más abajo mis recomendaciones)
SOMOS SCOUTS
Hace más de cien años hubo un hombre especial
tuvo un sueño fantástico y lo hizo realidad.
El quería crear una nueva sociedad
donde no hubiera barreras ni más guerras que llorar.
Y así nacieron los Scouts,
los que serían constructores de paz.
Vida al aire libre y actuar con valor,
afrontar los problemas con cabeza y buen humor.
Ser Scout es servicio y espíritu de acción
un estilo de vida con plena diversión.
Y si tú piensas como yo
¡fuera fronteras: ven y súmate a mi voz!
Coro:
¡Somos Scouts! Venimos aquí de sur a norte
¡Somos Scouts! Queremos abrir nuestros horizontes
Muchos rostros distintos, similares a la vez
Una sola Promesa y una misma Ley – hey! hey!
¡Somos Scouts! Mirando siempre hacia adelante
¡Somos Scouts! Dejando las cosas mejor que antes
Gritemos a todo el mundo desde este Jamboree
que seguimos siempre listos, siempre listos para servir.
Nuevos tiempos, nuevos retos exigen creatividad,
líderes comprometidos, solidarios de verdad.
Transformemos nuestro mundo, démosle más calor ¡y color!
La aventura no termina: cada día ser mejor.
Nuestra fogata, hagámosla brillar
Manos abiertas: ¡siempre listas para dar!
Coro
Hablado:
Solo 1: Yo soy Scout de corazón
y estoy aquí cantando con gran emoción.
Solo 2: La Ley y la Promesa y la Buena Acción
guían mis pasos, mi alma y mi razón.
Solo 1: 100to que tú estás conmigo,
que aunque no nos conocemos ya somos amigos
Solo 2: 100to buena onda: ¡me gusta vivir!
porque estoy siempre listo para servir.
Solo 1: Y 100to que soy 100% Scout
y que nada ni nadie me lo quitará
Solo 2: Y 100to que 100 años no me alcanzarán
para celebrar que soy Scout
Solo 1: Para celebrar que soy Scout.
Solo 2: Pues si no hay diversión…
Todos: No es Scout!
Solos: Si no hay diversión…
Todos: No es Scout!
Solos: Si no hay diversión…
Todos: No es Scout!
Solos: Si no hay diversión…
Todos: No es Scout!!!!
(Interludio con teclado)
Coro Final:
¡Somos Scouts! Venimos aquí de sur a norte
¡Somos Scouts! Queremos abrir nuestros horizontes
Muchos rostros distintos, similares a la vez
Una sola Promesa y una misma Ley – hey! hey!
¡Somos Scouts! Mirando siempre hacia adelante
¡Somos Scouts! Dejando las cosas mejor que antes
Gritemos a todo el mundo desde este Jamboree
que seguimos siempre listos, siempre listos para servir.
que seguimos siempre listos, que haremos lo mejor,
que seguimos siempre listos, siempre listos para servir.
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Recomendaciones a futuro:
1. Convocar oficialmente a un concurso de canción de Jamboree. Establecer criterios, fechas claras y un jurado apropiado. Publicar todo esto, para que el concurso sea lo más transparente posible.
2. Para el concurso, exigir un archivo con la canción y su texto y hacerlo llegar puntualmente a todos los miembros del jurado.
3. Una vez que se tenga la canción ganadora, DIFUNDIRLA con anticipación al evento. Así los chicos se la pueden ir aprendiendo antes de pisar el terreno. Se puede colgar en la web del evento, en el You Tube, en las redes sociales, etc.
4. Invitar al compositor de la canción a cantarla en privado con su gente (ante el jurado) y, sólo si fuera necesario, solicitar a algún artista de renombre el apoyo para interpretar el tema. Ojo: grabarlo, cosa que se puede repetir varias veces durante el campamento y va quedando dentro de los chicos. (No exagero con lo de “artista de renombre”: Por ejemplo, la canción del Jamboree Mundial de Chile – que es muy pero muy buena – tuvo los arreglos de Alberto Plaza). Ok ok, eso cuesta. Pero seguro que hay mucha gente dentro de los Scouts que puede hacer tales arreglos gratuitamente. Y seguro que se puede formar una banda netamente Scout para interpretar el himno.
5. Si se quiere, hasta se puede inventar una coreografía especial, que invite a bailar a los chicos. Así lo hicimos en el Jamboree de Suecia, a pesar de que los gringos son recontra tiesos para el baile. Todo el mundo disfruta bailando en grupo.
Con estas previsiones, creo que podemos hacer algo mucho mejor la próxima vez.
¡Siempre listos!